Verdaderas amistades hay muy pocas. Contadas con los dedos de las manos. Pero de esto nos damos cuenta después de darnos muchos cabezazos contra la pared, entonces espabilamos.
Conocemos a mucha gente que consideramos amiga, les contamos cosas que no hubiéramos contado a nadie, importantes para nosotros, para ellas suponemos que también porque son gente amiga; creemos poder confiar en ella, contarle nuestros problemas, nuestras preocupaciones, quedamos para salir,para ir de compras, para estar un rato simplemente hablando, te llaman por teléfono a veces, te mandan mensajes al móvil, pensamos que somos importantes para ellas, hasta que nos damos cuenta de que lo que contamos en confianza a alguna de esa gente, lo van contando a todo el mundo, y que empiezan a dejar de llamar y de mandar sms, o que solo llaman cuando no tienen a nadie con quien hablar o salir; y nos damos cuenta, sobre todo en los momentos difíciles, de que esa gente que consideramos amiga, no está a nuestro lado cuando realmente la necesitamos, o de que estás con alguien y viene a saludar como si fuéramos íntimas, cuando en realidad no hemos hablado desde hace meses e incluso después de ese encuentro no quedas con ella, ni llama, ni manda sms....
La gente amiga siempre está a tu lado, cuando la necesitas realmente, viene sin tener que llamarla.
La gente interesada no merece la pena; no me gustan los paripés, y este tipo de personas normalmente los hacen. Te dicen "ya quedaremos" como quien habla del tiempo en un ascensor. Así que hay que tratarlas de esa manera, con cordialidad y amabilidad, pero sin olvidar que son "gente interesada".
2 comentarios:
Siento leer esto
Las decepciones con las amistades sirven para escogerlas mejor, míralas por ese lado
Con las decepciones la experiencia juega en contra, se supone que debemos aprender de ella y duele más el equivocarse, pero por contra también aprendemos a superarlo más fácilmente e incluso a evitarlo.
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